Aprendí, de alguna u otra manera, a que no me afecte, o al menos a pensar que no me afecta. Me di cuenta que a veces es mejor tener esa hipócrita actitud de no meterse, de no opinar, de no intervenir, de no quejarse, de que no me importe. Creo que llegué al punto en que dudo si una parte de mi se esfumó o se congeló. Algo me falta, me sobran quejas, me sobran malos momentos. Y sinceramente, no sé lo que quiero... pero lo quiero YA.
Thursday, February 26, 2009
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