Puedo llegar a sonar egoísta, hasta desagradecida. Pero estar lejos me hace bien, demasiado bien, en todos los aspectos. No es a propósito, pero es así, lo comprobé ya el segundo día cuando volví. De lejos los quiero más, me hacen menos mal y puedo olvidarme de las cosas que no quiero acordarme. Vueltas, muchas vueltas le estoy dando a la cabeza para encontrar una solución que sea un poco lógica. Hasta ahora, de sueños solo se vive.
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